Biografía de Alberto Ospina Taborda, por Lisbeth Fog, Periodista científica - Especial Universia
Alberto Ospina Taborda, el capi Ospina, ha sido pieza clave y fundamental en el trazo de la política científica y tecnológica del país. Primer director de Colciencias, inspirador de muchas iniciativas y pionero también en la divulgación de la ciencia a través de periódicos y revistas.
Perfil elaborado en octubre de 2007
Algo tiene el Capitán Alberto Ospina Taborda que lo convirtió en referente obligado de
consulta desde que dejó su región cafetera y empezó
a hacer su carrera en Bogotá. Sin proponérselo,
pues llegó a la capital de 17 años sin siquiera
haber terminado el bachillerato, llegó a ser fundador y
primer director de Colciencias, promotor y presidente de la Asociación
Colombiana para el Avance de la Ciencia, divulgador de la ciencia
en El Tiempo y en la Revista Semana de Alberto Lleras, asesor
de varios ministerios, por mencionar sólo algunas de las
decenas de actividades y responsabilidades que ha asumido en su
vida. Desde mediados del siglo XX y aún hoy, es como si
todos los caminos de la política científica y tecnológica
condujeran a él.
Tiene 82 años muy bien llevados. De niño acompañaba a sus padres a recolectar
café. Quizá el mismo también lo hizo, pero
mientras lo hacía, muy seguramente su mente estaba en otra
dimensión, soñando con otro futuro. No sabía
muy bien cual, lo que sí sabía era que allí
donde estaba, no era su lugar. Y resolvió partir para la
capital, donde la única oportunidad que se le presentó
fue ingresar a la Escuela de Motorización del Ejército,
donde comenzó su carrera militar, y logró terminar
el bachillerato. Luego ingresó a la Escuela Naval de Cadetes,
en Cartagena, conoció el mar por primera vez e inició
su formación profesional en ingeniería naval, de
telecomunicaciones y electrónica.
Navegó muchas veces, conoció
muchos puertos, hasta se atrevió a salir en La Atrevida,
un motovelero a punto de agonizar que le causó tremendo
susto cuando un fuerte viento no dejó maniobrar las velas
y el motor sacó la mano. Pero sobrevivió, y aquí
está para contar cómo llegó a promover la
consolidación de la comunidad científica colombiana.
Carrera en ascenso
En 1951 Ospina ganó un concurso que abrió la Marina de Estados Unidos para realizar
un curso superior de mantenimiento de equipos electrónicos
de comunicaciones y navegación en la Electronics Maintanance
School de Great Lakes, Illinois. Así que con su esposa
Lola Bozzi, con la que acababa de contraer matrimonio y quien
había sido su madrina de graduación, parte para
Estados Unidos.
Había aprendido inglés
en unos cursos que tomó en Bogotá y algo practicaba
de vez en cuando en sus viajes por alta mar. En Illinois continuó
su aprendizaje profesional, y más tarde cuando fue admitido
en el Massachussets Institute of Technology, MIT, para realizar
estudios de postgrado en ingeniería eléctrica, el
reto fue mayor. Regresó al país en 1958 como director
de comunicaciones navales de la Armada.
Para entonces ya se había
abierto campo en los medios de comunicación. En la edición
dominical de El Tiempo escribía de vez en cuando, y en
la revista Semana de entonces tenía una columna, Ciencia
y Técnica. Sabía de su capacidad de explicar los
temas científicos y tecnológicos con un lenguaje
sencillo, pues los lectores entendían y opinaban sobre
sus artículos. Cuando le publicaron por primera vez, el
hecho se convirtió en acontecimiento pues le anunciaron
que le pagarían. Tal fue su sorpresa que enmarcó
el cheque. Luego resolvió hacerlo efectivo, pero antes
le sacó una fotocopia para que quedara la constancia. "Guardo
el recuerdo", dice.
No sabe muy bien si fue por sus
escritos o por su labor en la Armada que lo empezaron a requerir
las altas autoridades de entonces. Fue a parar a México
formando parte de una misión del Ministerio de Comunicaciones,
donde dictó una conferencia sobre la comunicación
troposférica, que había sido el tema de su tesis
en MIT.
A su regreso ocupó el cargo
de director general del Ministerio de Comunicaciones, y luego
pasó al de Hacienda donde fue llamado para organizar e
instalar el primer computador, destinado a la administración
de impuestos. Llegó allí también en comisión
de la Marina, siempre con su uniforme. "Yo no era que supiera
de eso mucho", recuerda. "Únicamente era ingeniero,
había pasado por el Ministerio de comunicaciones y por
el MIT, y así se lo dije al ministro". Así
que se fue para Estados Unidos a visitar otros centros de cómputo,
se familiarizó con la tecnología y obtuvo la asesoría
de una misión del Internal Revenue Service, IRS, encargado
de manejar el tema de impuestos en EEUU. "Esa misión
consistía en un técnico en impuestos y un técnico
en procesamiento electrónico de datos. Así formamos
un comité de trabajo para dar los primeros pasos del montaje
de nuestro computador, pero la pregunta era ¿y bueno cómo
vamos a identificar a la gente?".
El Capi recuerda esos años
y le da risa, porque ni todos los colombianos ni las empresas
y entidades tenían una forma común de identificación.
"Entonces se inventó el NIT, un Número de Identificación
Tributaria, el cual para las personas naturales fue la misma cédula
de ciudadanía, y a quienes no tuvieran cédula se
les asignó un NIT especial. Empezó a funcionar,
el computador dio muy buen resultado en esos primeros años,
y se doblaron los ingresos de la nación".
La intensa década del sesenta
Uno podría decir que el
paso del Capitán Ospina por el MIT fue clave en su vida
profesional. Estando allí, se interesó en las actividades
de un grupo de estudio o Comité de las ciencias físicas
cuyos integrantes habían llegado a la conclusión
de que la enseñanza de la física y de las matemáticas
en los Estados Unidos debía tener algún problema,
pues la Unión Soviética estaba tomándoles
la delantera en tecnologías de la física aplicada
y la astronáutica, y prueba de ello había sido el
lanzamiento del Sputnik el 4 de octubre de 1957.
Así las cosas, una vez
ese Comité escribió el nuevo texto de física,
el capitán solicitó permiso para traerlo a Colombia,
traducirlo, adaptarlo e implementarlo, solicitud que fue aceptada.
Ese puede ser el inicio de las primeras discusiones sobre la necesidad
de promover la ciencia y la tecnología en el país,
y como todos los inicios, hay un primer momento que lo único
que se encuentra son las puertas cerradas. Pero hubo algunas a
medio abrir. Con unos pocos pesos lograron hacer la edición
del libro y preparar unos mil profesores en los nuevos métodos
de enseñanza de la física. Para ello fue necesario
crear el Instituto de Ciencias, que luego absorbió el Ministerio
de Educación.
Esa experiencia hizo pensar en
la necesidad de contar con una institución pública
que apoyara el avance de la ciencia y la investigación
científica en el país. Entre sus promotores estuvieron
personalidades de la talla de Virgilio Barco Vargas, Germán
Botero de Los Ríos, Gerardo Eusse Hoyos y Hernán
Echavarría Olózaga, entre otros.
La UNESCO había declarado
la década del sesenta como la década del desarrollo
científico y tecnológico, y desde la conferencia
de Ginebra en 1961, en la cual participó activamente, pues
fue además nombrado relator, llegó al país
con la idea de subirse en el tren de la ciencia y la tecnología,
a donde se estaba subiendo el mundo.
Coincidencialmente, cuando fueron
a proponer la idea al entonces ministro de educación Gabriel
Betancourt Mejía, la Academia Nacional de Ciencias de Estados
Unidos y la Agencia Internacional para el Desarrollo, AID, ofrecían
apoyo financiero y conceptual para temas de educación,
ciencia y tecnología. Era 1968 y el capitán fue
contratado como asesor de ciencia y tecnología del ministerio.
La idea de crear un instituto
para el desarrollo de la ciencia y la tecnología fue madurando
hasta que el presidente de la republica de entonces, Carlos Lleras
Restrepo, aprobó la redacción de los decretos correspondientes,
pero sólo se concretó con el sucesor de Betancourt
Mejía, Octavio Arizmendi Posada, quien asumió como
ministro.
Todo el impulso que el capitán
le dio a este proyecto hizo que lo nombraran primer director de
Colciencias, cargo que no pudo asumir inmediatamente a causa de
un infarto que lo aquejó en 1968.
"Cuando fui nombrado en Colciencias,
la misma UNESCO me mandó una invitación para que
visitara los organismos de ciencia y tecnología de cuatro
países europeos, los que yo escogiera. Escogí un
país grande en ciencia y tecnología, Francia, un
país mediano, Bélgica, un país de habla hispana,
España y un país comunista, Checoslovaquia".
Una de las conclusiones de su
gira por estos países fue la necesidad de organizar la
comunidad científica. "Y como no la había,
era necesario formarla", dice. Así que recorrió
las universidades donde debían estar los semilleros de
los investigadores, y les llevó dos mensajes: uno, era
importante que empezaran a crear sus centros de investigación,
para lo cual les ofreció un apoyo de 50 mil pesos mensuales;
y dos, era clave que se empezaran a organizar como gremio, para
lo cual les propuso armar una asociación al estilo de la
Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. Así
que también ayudó a la formación de lo que
hoy son las vicerrectoras de investigación de las universidades
y la que hoy es la Asociación Colombiana para el Avance
de la Ciencia, A.C.A.C., de la cual también fue su Presidente.
"Colciencias fue considerado
por algunos organismos internacionales, entre ellos la OEA, como
un modelo, pues en poco tiempo tuvo éxito, y fama de ser
una organización seria y con algún prestigio. Cuando
yo me salí de Colciencias, los de la OEA me ofrecieron
visitar algunos países latinoamericanos para contar mi
experiencia y asesorar el montaje de organismos de ciencia y tecnología.
Me hicieron un contrato de asesoría y efectivamente viajé
a Argentina, Uruguay, Chile, Ecuador y Perú. Yo no puedo
decir que influí mucho, pero algo ayudé en ese entonces
por cuenta de la OEA", dice.
El capi no para
El capi Ospina tiene un sinnúmero
de tesoros en su casa. El documento que escribió en un
par de páginas para convencer sobre la importancia de crear
un instituto de ciencia; el texto de enseñanza de la física
que tradujo; los escritos en la revista Semana, algunos de los
cuales tienen una nota de su puño y letra que dice 'Pagado';
algún ejemplar de La Corredera, la revista de los cadetes
navales, donde ocupó el cargo de jefe de Redacción.
Todo un archivo histórico del recorrido de la ciencia y
la tecnología en el país.
Y sigue activo. Impulsa actualmente
la iniciativa de modernizar y transformar la enseñanza
técnica y tecnológica en el país, idea surgida
a raíz de la propuesta de crear un Instituto de Orientación
Vocacional y Preparación Práctica, de don Hernán
Echavarría desde la década del sesenta, para que
los jóvenes en edad universitaria que no puedan asistir
a la universidad, tengan la posibilidad de capacitarse en algún
oficio. "Eso es otra revolución bien grande que solamente
va a cosechar frutos en unos cuantos años", dice orgulloso,
pues es una iniciativa que surgió desde hace más
de cuarenta años, pero a la cual sólo le ha dedicado
esfuerzos en los últimos cuatro. "Ahora estoy muy
satisfecho de ver que la educación técnica y tecnológica
está tomando el auge que se necesita; la idea es impulsar
una revolución en esa enseñanza porque hasta el
momento no se ha logrado generar el entusiasmo suficiente para
hacer una transformación sustancial, aunque si para hacer
un progreso".
El capi ha pasado además
del telégrafo y la clave Morse a la Internet, el IPOD y
ya casi al IPhone. Nada lo asusta. "Realmente ha sido un
privilegio vivir estos años que me ha tocado vivir, pues
en mi pueblo lo único que había era un radio, que
ponían en la plaza y todos nos hacíamos alrededor
para oírlo. Me tocó además ver nacer el avión
de reacción a chorro, el nacimiento del transistor, a comienzos
de los 50 y si, me ha tocado adaptarme y he podido hacerlo".
Algo debe tener el capi Ospina.
Además de lo aquí descrito, -que conste que se quedaron
muchas realizaciones, anécdotas e historias alegres y tristes
por fuera-, el capi tiene una inmensa paciencia, una ecuanimidad
sin límites y una grande, pero humilde satisfacción
por todo lo logrado en sus más de 80 años de vida.
Su mirada abrasadora y su sonrisa amable dan cuenta del gran hombre
que llegó de Titiribí y que a punta de pequeños
logros puede darse el lujo de estar en la galería de quienes
han hecho historia en el país.
Autor: Lisbeth Fog, Periodista científica - Especial Universia
Fuente: www.universia.net
Tomado de la Web Ambrosía
PORTAL de ciencia auspiciado por la Universidad de Pamplona en Colombia
Biografías de Alberto Ospina
Presentamos tres biografías de Albero Ospina vistas desde distintos puntos de vista: el de Cienytec, el de una periodista científica y el de un editor naval:
Tres biografías del Capitán Alberto Ospina
Biografía por Cienytec
Biografía escrita por Cienytec SAS, empresa de la que fue fundador.
Biografía por Lisbeth Fog
Biografía escrita por Lisbeth Fog, periodista Científica.
Entrevista Cyber Corredera
Entrevista biográfica realizada por Jorge Serpa de la Cyber Corredera.
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Algunas Actividades y logros de Alberto Ospina Taborda.
En las siguientes páginas encontrará algunas de las actividades, logros y triunfos del Capitán Alberto Ospina. Haga clic en la imagen o en el vínculo "Leer más" para ir a la página corerspondiente:
Premio Alberto Ospina Taborda
Avanciencia creó el "Premio interfaz política - Ciencia ALBERTO OSPINA TABORDA" en su honor, el cual será entregado el próximo 4 de Octubre de 2023.
Shaping the future: reconocimiento a Ospina
El MIT Harvard Club de Colombia hizo un reconocimiento especial a ALBERTO OSPINA TABORDA" durante la premiación "Shaping the future".
Propuesta al congreso de la república -2023
Alberto Ospina tuvo la oportunidad de transmitir la influencia de la ciencia en la población al congreso de la república -2023.
Condecoración Fe en la Causa
El Presidente de la República condecoró a AOT en celebración de la Armada por los 50 años de Colciencias.
Academia de Ciencias
La Academía de Ciencias exhalta a Alberto Ospina Taborda como nuevo miembro honorario.
Gran Premio Vida y Obra
Alberto Ospina recibe el Gran Premio Vida y Obra a los investigadores eméritos de Colombia.
Orden Ramón de Zubiría
La Red de Instituciones de Educación Superior del Caribe le confiere la Orden Ramón de Zubiría a Alberto Ospina.
LIbro Creación de Colciencias
Recientemente se publicó el libro sobre la Creación de Colciencias, escrito por Alberto Ospina Taborda.
Conferencia TED: Colciencias
Video en YouTube de conferencia TED de Alberto Ospina sobre la Creación de Colciencias: "El Satélite".
Habla la experiencia
Video de entrevista Habla la Experiencia: Alberto Ospina Taborda.
50 años de Historia
Video de entrevista a: Alberto Ospina Taborda, 50 años de historia.
Libro: Entre la Tierra y el Sol
Libro de poesía de la Tertulia Poética del Club de Ejecutivos. Diez Años. Segunda Antología 2000-2010.
Orden del Zurriago
Por estimular, exaltar y premiar antioqueños que han contribuido al engrandecimiento de Antioquia.
MIT: Premio George B. Morgan
Por su liderazgo, dedicación, servicio y compromiso continuo para estimular y comprometer estudiantes para MIT.
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El Instituto de Telecomunicaciones y Electronica de Colombia, hace un reconocimiento a Alberto Ospina.
Logros y actividades
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Historia de Cienytec desde 1.963, contada desde el punto de vista de Ricardo Ospina Bozzi, una parte tomada de archivos y otra de sus recuerdos.
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