Alberto Ospina Taborda - Entrevista bibliográfica de Cyber-Corredera por Jorge Serpa.
Se presenta una entrevista sobre su vida, desde un punto de vista naval a Alberto Ospina Taborda. Realizada por Jorge Serpa Erazo, editor de Cyber Corredera, publicada en el Nº 54. Tomado de
Cybercorredera # 54
"EL CAPI" ALBERTO OSPINA TABORDA
HOMBRE DE MAR Y DE CIENCIA
Los amigos civiles lo llaman “El Capi” Ospina y muchos
lo confunden con Francisco Ospina Navia, un lobo marino muy querido
por civiles y navales, proveniente de Cali, compañero de
curso por los primeros dos años en la Armada.
Alberto
Ospina Taborda es de
Titiribí,
Antioquia, de padres también Antioqueños, Adán
Ospina y María Dolores Taborda.- Nos cuenta que la familia
Ospina está muy regada por el país, con tres ramas
principales, una en Antioquia, otra en Cali y otra en la región
de Cundinamarca. Los Taborda, muy antioqueños, pero el
"Capi" Ospina dice que encontró en un viaje al
oriente el posible ancestro de donde pudo venir su segundo apellido:
el monte Tabor en Israel. Tuvo cuatro hermanos, dos hombres y
dos mujeres, de los cuales solo sobreviven uno y uno: Pedro Nel,
en Cartagena, y Angélica, en Cali.
De
Titiribí,
siguiendo los pasos de su familia trashumante por Caldas y el
Valle, llegó solo a Bogotá, desde donde emprendió
su camino hacia el mar. Dice que como su familia era de escasos
recursos y no le podían costear la universidad, participó
en un concurso para ingresar a la Escuela Naval de Cartagena (que
descubrió por casualidad en los periódicos), teniendo
la doble oportunidad de perseguir el sueño marino de muchos
colombianos y proseguir sus estudios de educación superior
a un costo accesible. Obtuvo el primer puesto en el concurso y
consiguió que la Armada Nacional lo enviara en comisión
de estudios a la Escuela Naval, con el grado y el sueldo de suboficial
naval. Semejante “chanfaina” no era despreciable y
el Capi Ospina se encargó de conservarla, manteniendo ese
primer puesto a lo largo de su carrera, hasta su retiro en junio
de 1965.
LOS TIEMPOS DE ESCUELA NAVAL.
- Cuéntenos de su llegada a la Escuela en 1946 y de su Glorioso Contingente
Diez.
- Ingresé a la Escuela Naval de Cadetes porque me atraía
la carrera naval y ese sueño se complementó con
la posibilidad de ganarme un concurso de selección, en
compañía de otros aspirantes; éramos 60;
me gradué con once compañeros que luego se convirtieron
en mis amigos y colegas de carrera, mis hermanos… como Guillermo
Fonseca Truque, Héctor Calderón Salazar, “Napo”,
Mario Clopatofsky, “El Ruso”, (quien falleció
recientemente), Hugo Villabona, el “pescao” Grisales
y demás integrantes de ese magnífico curso que fue
catalogado como “extraordinario”. Sucedió que,
por la necesidad de preparar oficiales navales en corto tiempo,
nos pusieron a trabajar doblemente, nos aceleraron los estudios
con dos cursos extraordinarios (cada uno de un año en seis
meses). Fue así como en tres años y medio cursamos
los programas de cinco, con lo cual logramos graduarnos al mismo
tiempo con el contingente 9, del cual formaron parte Gabriel O´Byrne
Pareja, Carlos Prieto Pabón, Jaime Torres Villarreal (“El
grillo” ), “Tobita” Téllez, “Lord
Popa” Restrepo y otros.
- En qué consistió el triunvirato de la FOC?

- Estaba integrado por Fonseca, Ospina y Calderón. Tuvo
que ver con las novias, las que mas tarde se convirtieron en nuestras
esposas: Elvira, Lola y Raquel, grupo que después se auto
bautizó la REL. Fuimos un doble trío inseparable.
Los tres de la FOC no solo compartíamos las labores académicas
y marineras, las rutinas de a bordo, sino también las vacaciones,
el disfrute de las salidas, de la música clásica,
de las rumbas románticas, de las celebraciones… y
hasta de vez en cuando nos encontrábamos en las llevadas
a relación y el “plantón con remo”…
Y claro finalmente, en la culminación de lo que tenía
que suceder: la graduación y el matrimonio.
- Recuerda los castigos de la Escuela de entonces?
- Los castigos eran muy variados, y los tres mosqueteros de la
FOC los conocimos casi todos, a pesar de que nos contaban entre
los buenos cadetes. Desde las flexiones contra el piso, el plantón
con doble remo al hombro, las vueltas al trote al edificio, hasta
el más fuerte: el calabozo a pan y agua. En este último
no nos acompañó Fonseca, quien quizás estaba
castigado en la cofa del mástil de la Escuela por altanero
con su Brigadier. Nosotros, “Napo” y yo, solamente
nos habíamos echado una escapadita para un baile en el
Club Popa, sin permiso; un compañero que estaba de “imaginaria”
cumplió con el “deber” de reportarnos ante
el Brigadier de Guardia… y ya se imaginarán lo que
siguió. La experiencia fue dura, de ahí en adelante
fuimos modelos en conducta, por lo cual el incidente no afectó
nuestras carreras, Pero a ese “amigo” nunca más
lo volvimos a olvidar.
- También fue “corredero”?
- Fue una experiencia muy linda haber contribuido en los primeros años
de la famosa Corredera. Allí trabajé en compañía
de Guillermo Fonseca, “Lord Popa” Restrepo y el “Gallo”
Fernández. Fui Sub-Director y Jefe de Redacción.
LA CARRERA COMO OFICIAL NAVAL
- Y de la ceremonia de grado?
- La ceremonia de graduación se realizó en el muelle
de la Base Naval el 11 de noviembre del año 49, nos graduamos
18 Tenientes de Corbeta (12 de nuestro contingente y seis del
anterior). Nuestras novias fueron las madrinas; y quienes no las
tenían en Cartagena ni las pudieron llevar, o simplemente
no las tenían, echaron mano de las candidatas al reinado
de belleza. De los doce graduados, solo dos llegaron al grado
de Almirante. Fueron Héctor Calderón Salazar (uno
de los tres de la FOC), quien además llegó a Comandante
de la Armada Nacional y el Ruso Clopatofsky, quien lamentablemente
se nos adelantó hace poco, de repente, en el crucero sin
retorno.
- Y, su experiencia en el mar?
- Tuve alguna experiencia como oficial navegante en cruceros de
entrenamiento y más tarde en el petrolero “Cabimas”,
en el cual llevábamos combustibles a Buenaventura para
el occidente colombiano, pero nunca me consideré un “lobo
de mar”. Cuando por primera vez tuve el mando de un buque,
un pequeño motovelero de entrenamiento (no recuerdo bien
si se llamaba “La Atrevida”) fui rescatado milagrosamente
por el teniente Fonseca Truque, mi otro compañero de la
FOC, en las Islas del Rosario.
- Como fue eso?
- Para el entrenamiento de los cadetes, los oficiales que éramos
instructores en la Escuela teníamos que salir a navegar
cada semana en los fines de semana. Además de mi modesta
destreza con las velas, el motovelero no era lo mejor de la flota
para ceñir, es decir, para avanzar contra el viento, por
lo cual en circunstancias de vientos adversos usábamos
el motor para ayudarnos. En una de esas salidas con 24 cadetes,
navegamos mar adentro sin ningún contratiempo. Pero al
regresar rumbo a Cartagena se desató un fuerte viento de
proa que no nos permitía avanzar. Prendimos el motor y
a los pocos minutos se apagó. Sin poder evitarlo nos alejamos
de la costa y nos fuimos derivando hacia las islas del Rosario,
en donde de milagro porque no teníamos gobierno, quedamos
“sembrados” en un banco de arena y allí pasamos
la noche. Después de varias horas y de muchas maniobras
infructuosas, pedimos auxilio a la Base y logramos salir al día
siguiente, ignominiosamente remolcados por otra motonave al mando
de mi compañero Guillermo Fonseca Truque.
- Desde ese día mis aspiraciones como “Lobo de Mar”
y Comodoro de la Flota las cambié por una posición
más modesta pero más segura y agradable en la academia,
seguí con mis clases de electrónica y comunicaciones,
y me dediqué fervientemente a mejorar mi preparación
y los programas de formación de oficiales navales, pensando
en la marina del futuro.
- Y qué siguió después en su carrera como oficial naval?

- Ya había sido oficial de comunicaciones de la Base Naval,
había comandado un curso de radio electrónica de
seis meses para marineros en la Zona del Canal, y había
completado un curso de mantenimiento electrónico en el
Centro de Entrenamiento Naval de Great Lakes, Illinois. Ese viaje
a Great Lakes estuvo a punto de envolatarme el matrimonio: Había
conocido a mi esposa Lolita Bozzi cinco años atrás,
en el baile de presentación de los reclutas navales en
la sociedad cartagenera, y ya era tiempo de pensar en el matrimonio,
pues las cartageneras no dan mucha tregua. Cuando en 1951, ya
como Teniente de Fragata, me había comprometido, me presenté
a un concurso para una comisión de estudios en Great Lakes
y lo gané. El Capitán Juan Antonio Pizarro, Comandante
de la Base, me dijo: Ya se ganó el concurso y la comisión.
Ahora escoja, o beca o matrimonio, pero las dos cosas no. Si se
casa, no se va. Tenía el no de la Armada y el sí
de la novia; y además el compromiso matrimonial, con invitaciones
cursadas. El honor naval me obligaba a cumplir mi palabra y tomar
el riesgo de perder la comisión de estudios. Decidí
casarme. La Armada, al parecer comprendió mi situación,
porque no insistió en la negativa, me mantuvo la comisión,
me mandó a estudiar… y a luna de miel. En 1952 obtuve
el diploma en mantenimiento electrónico y nació
mi primera hija.
- El curso del centro de Great Lakes era de nivel técnico superior,
pero no de nivel universitario; trabajábamos en mantenimiento
de equipos electrónicos reales de comunicaciones y navegación.
A él asistimos oficiales navales jóvenes de varios
países de América Latina y de Asia. Al regresar
me asignaron a la Escuela Naval, y fue cuando tuve la experiencia
en el mar, relatada antes. Pero mis funciones principales fueron:
oficial de servicios generales e instructor de electrónica
y comunicaciones, hasta febrero de 1955.
LOS TRABAJOS Y LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO
- Conocimos de su comisión de estudios en Cambridge, Mass.,
para obtener un grado de “Master of Science” en ingeniería
eléctrica, con especialización en electrónica.
Cómo sirvieron a la Armada sus estudios de postgrado?
- Ya para mediados de los años 50s la Armada tenía planes
para la modernización de su flota y de algunas Bases Navales.
La idea de que los buques modernos, más que plataformas
flotantes, eran conjuntos de sistemas complejos diseñados
para la defensa y requerían personal muy preparado, ya
era también un elemento de la doctrina naval. Entonces
los mandos navales empezaron a pensar en la necesidad de formar
oficiales con conocimientos de ingeniería eléctrica,
mecánica, electrónica, de comunicaciones, de manejo
de armas modernas, mediante cursos de postgrado en el exterior.
- En 1954, la Armada abrió un concurso para adelantar estudios
de postgrado en Ingeniería Naval, con especializaciones
en electrónica, en construcción y en arquitectura
naval, en el Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT,
en Cambridge (USA); me presenté con otros compañeros.
Fui seleccionado junto con Gerardo (el Gordo) Rodríguez
y más tarde se nos unió Benjamín Alzate.
Allí estuvimos tres años y medio hasta alcanzar
el Gordo y yo los grados de maestría, en las especializaciones
respectivas. Al regresar en 1958, siendo Teniente de Navío,
fui nombrado Director de Comunicaciones Navales. Pero no me conformé
con aplicar lo que sabía, o guardármelo para mi
único beneficio. Incursioné en muchos campos, inclusive
más allá del ámbito de la Armada misma.
- Pero empecemos por la Armada: los oficiales navales de ese entonces,
después de graduados como Tenientes de Corbeta, no éramos
siquiera bachilleres, pues entrábamos de cuarto de bachillerato.
Con el convencimiento íntimo de que la Armada necesitaba
ingenieros en muchas áreas, además de navegantes,
puesto que un buque tiene todas las necesidades logística
y técnicas de una ciudad pequeña, y aún más
porque es flotante y debe estar apto para el combate, fue necesario
llevar este concepto a muchos niveles, a muchas partes, desde
algunos de nuestros propios estamentos navales y militares, hasta
varias instituciones civiles cuyo concurso era indispensable.
La Escuela como Universidad. El proyecto para elevar el nivel académico
de la Escuela fue integral: Se rediseñaron programas de
estudios que revolucionaron lo que hasta ese entonces se enseñaba
en la Escuela. Se hicieron gestiones con el Ministerio de Educación,
con el Fondo Universitario Nacional y la Asociación colombiana
de universidades (Jaime Sanín Echeverri, el padre de Noemí,
era su Presidente y mi gran amigo). El objetivo era que nos validaran
y reconocieran nuestros programas. Alcanzamos primero la facultad
de otorgar los diplomas de bachilleres a nuestros cadetes que
solamente habían hecho hasta cuarto. Y se consiguió
la aprobación de la ingeniería en la Escuela como
de nivel universitario. Además, se organizaron los cursos
de postgrado de los oficiales navales. Más tarde se crearon
otras Facultades y se obtuvo el reconocimiento de la Escuela Naval
como Universidad.
- Reconozco que no trabajé solo, pues me fue posible formar un equipo
con otros oficiales que también habían adelantado
estudios de educación superior en el exterior, estaban
motivados y fueron claves en el éxito del proyecto. Mi
mayor satisfacción es haber diseñado un sistema
que perduró y que fue mejorado por los que me sucedieron.
Tuve que luchar contra la incomprensión de muchos de mis
superiores. En algunos casos arriesgué mi carrera por defender
la idea. Pero prevaleció el buen juicio y triunfamos. Uno
de mis más grandes orgullos es tener en la sala de mi casa
algunas placas de reconocimiento de esas labores, junto con los
diplomas de bachiller y de Ingeniero Naval de la Escuela, obtenidos
arrevesadamente después de haberme graduado como Master
de MIT.
En el Ministerio de Comunicaciones y en Inravisión.
- La dedicación incesante a esas gestiones, la participación
en sociedades de ingeniería, la experiencia en la dirección
de comunicaciones navales, los contactos con universidades y autoridades
académicas civiles, mis publicaciones sobre ciencia y técnica
en algunos periódicos y revistas, mis inquietudes por el
mejoramiento de la enseñanza de las ciencias en el país,
quizás dieron a mi nombre alguna visibilidad por fuera
de la marina.

- Lo cierto es que algún día fui invitado por el Ministro
de Comunicaciones (a quien no conocía) a su despacho, para
proponerme que integrara una misión oficial de expertos
en telecomunicaciones que debía representar a Colombia
en una reunión en México, la cual se extendió
a Cuba, para discutir con delegaciones de otros países
y de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de Naciones
Unidas, la posibilidad de establecer una red interamericana de
telecomunicaciones. Entre sorprendido y halagado, le manifesté
al Ministro (Francisco Lemos Arboleda) que yo era un oficial naval
adscrito al Comando de la Armada, que yo no me mandaba y no podía
aceptar nada que no viniera por los conductos debidos. El ministro
actuó por su cuenta y la Armada me envió en comisión
del servicio.
- La misión fue cumplida. Pero el Ministro tenía otra
necesidad y el pretexto de la Misión a México había
sido solamente para conocerme. Al regresar me ofreció la
Dirección General del Ministerio, cargo de reciente creación
equivalente al de Viceministro. De nuevo agradecí y me
excusé, pero el Ministro se las arregló con el Presidente
para que otra vez se me enviara en préstamo al Ministerio.
En ese cargo estuve por dos ocasiones y desde él tuve excepcionales
oportunidades de trabajar por el país con el uniforme puesto,
no solo internamente, sino también en numerosas misiones
internacionales. Una de aquellas fue cuando, sin dejar el cargo
de Director del Ministerio, se me nombró como Director
encargado de Inravisión en una crisis de esta entidad (1)
Aproveché mi “paloma” en Inravisión
para impulsar la Televisión Educativa, mejorar la organización
interna y comenzar un proceso de ampliación nacional de
las redes.
- Qué obras merecen ser recordadas?
- De ese período hay dos buenas obras del campo educativo que
perduraron, aunque acaba de sucumbir una de ellas, espero que
con posibilidades de que se reactive, porque es una necesidad
nacional: se trata de la creación de la Facultad de Electrónica
de la Universidad del Cauca, y del Instituto Tecnológico
de Electrónica y Telecomunicaciones, el ITEC, en Bogotá.
- Cómo ocurrió?
- El cargo de Director General del Ministerio me daba un puesto en
la Junta Directiva de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones,
TELECOM, también con algunas “palomas” para
presidir la Junta, cuando el Ministro no asistía. Una de
las grandes falencias del país en recursos humanos estaba
en la escasa oferta de ingenieros, técnicos y tecnólogos
en el campo de las Telecomunicaciones. El Ministro tenía
mucho interés en que TELECOM ayudara a financiar la creación
de la Facultad de Electrónica en Popayán, su ciudad
natal. Yo como técnico no le veía tanta prioridad
a esta Facultad porque ya existían tres en el país.
En cambio había escasez de técnicos/ tecnólogos,
especialmente en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones,
por lo cual sugerí al Ministro que un instituto de esta
naturaleza era más útil al país. Pero aparentemente
él ya tenía sus compromisos porque me hizo esta
propuesta: hagamos las dos cosas, el Instituto y la Facultad.
Y así se hizo y cada uno de nosotros se salió con
la suya. Contribuí con mi grano de arena a la creación
de ambas instituciones, las cuales fueron un éxito, por
lo cual este es un recuerdo que me enorgullece.
- ¿Cuando y porqué se retiró de la Armada?
- Terminada mi comisión en el Ministerio de Comunicaciones
la Armada me asignó a la Escuela Naval para poner en práctica
la transformación de los programas de estudio y como Director
de los cursos de postgrado de oficiales en donde permanecí
hasta 1964. En ese año, a solicitud del Ministro de Hacienda,
fui trasladado a este Ministerio para organizar y dirigir el sistema
de procesamiento electrónico de datos de la administración
y recaudación de impuestos. Monté y puse en funcionamiento
el primer computador del Ministerio con este fin. Y me inventé
el “NIT” para el control de los contribuyentes. Muchos
no me lo perdonan. Pero el sistema funcionó, lo cual se
notó en el primer año con el aumento en los recaudos.
- Por estar en estas labores y porque recientemente había solicitado
mi retiro, no pude atender el llamado a la Escuela Superior para
ascenso a Capitán de Fragata. Además no había
cumplido el requisito de tiempo de embarque y esta actividad no
me atraía, pues ya quedó claro que no era bueno
para el mar. Mis compañeros de promoción estaban
a punto de ascender y mi perspectiva era la de quedarme rezagado,
rompiendo la tradición de toda la carrera, de haber estado
siempre a la cabeza de mi curso. No me quedó más
remedio que insistir ante el mando en mi retiro voluntario, el
cual me fue concedido en junio de 1965.
VIDA CIVIL Y LAS EMPRESAS

- Tenemos entendido que después que se quitó el uniforme estuvo
dedicado a la consultoría, a la enseñanza en la
universidad y a la creación de empresas.
- Comenzando con la introducción al país de las nuevas prácticas
de enseñanza de ciencias que había conocido en MIT,
se dedicó intensamente a la promoción del desarrollo
científico y tecnológico y fue promotor y factor
importante en la creación de COLCIENCIAS.
- Cuéntenos sobre esto
- Es cierto que estuve enseñando Desarrollo Tecnológico
en la Universidad de los Andes y en la del Salvador en Argentina,
y que hice algunas labores de consultoría para el Gobierno
Nacional, para la OEA, el Acuerdo de Cartagena y Naciones Unidas.
La promoción del desarrollo científico y tecnológico
del país fue como una segunda carrera que culminó
con la creación de COLCIENCIAS, uno de los orgullos y logros
más importantes de mi vida.
- Pero cómo fue lo de Colciencias del cual usted fue su primer Director?

- Asistiendo a la Conferencia de la UNESCO en París, se me vino a la
cabeza la idea de crear en Colombia un instituto de investigaciones
científicas. El Presidente Carlos Lleras Restrepo me nombró
Asesor Presidencial en Ciencia y Tecnología. Con el Ministro
de Educación Gabriel Betancur Mejía trabajé
en la dirección ejecutiva de una fundación consiguiendo
recursos en la AID y OEA. En la Conferencia de Fusagasuga, sobre
Ciencia y Tecnología, que duró una semana, donde
participaron varios gobiernos, universidades y empresarios se
concretó la creación de Conciencias, pero cuando
el decreto estaba para salir, hubo crisis ministerial y Gabriel
Betancur fue reemplazado por Octavio Arizmendi Posada. En 1968,
salió el decreto, pero me dio un infarto y no pude aceptar.
Sin embargo, el Ministro Arizmendi Posada, teniendo en cuenta
la gestión que había realizado en este proyecto,
demoró la posesión y cuando en 1969, ya estaba recuperado,
me nombró primer director de Conciencias, en donde estuve
dos largos años.
- En qué otras actividades científicas ha participado?
- Fui contratado por la OEA, para crear institutos de Ciencia y Tecnología
en Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay; por las Naciones
Unidas –ONUDI-, para el desarrollo industrial; fui Consejero
Presidencial también de Misael Pastrana; presidente de
la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia ACAC.
- Usted presidió el Harvard-MIT Club de Colombia?
- Sí, es la asociación de ex alumnos de Harvard y MIT y he sido
su presidente en dos ocasiones. Desde 1990 he trabajado en el
establecimiento y operación del Proyecto Harvard-Colombia,
un programa de becas-préstamo para colombianos de escasos
recursos económicos admitidos por la Universidad de Harvard.
Precisamente en las reuniones de Harvard-MIT Club de Colombia
me relacioné con Jorge Serpa del Contingente 38, ex-alumno
de Harvard, quien muchos años después me hizo autografiar
el texto de física que le tocó estudiar en la Escuela
Naval.
- Y sobre ese famoso libro que para muchos es la Biblia de la Física
- En 1958 cuando me gradué en el MIT, dirigí la traducción,
adaptación y publicación para el editorial Bedout
del texto de física del PSSC en español, que fue
texto en la Escuela Naval y en varias universidades. En este libro
se cambió la metodología tradicional de enseñar
al final las teorías y los conceptos básicos; en
mi libro esto se invirtió y lo esencial se enseña
al principio, además lo importante en la enseñanza
de cualquier ciencia no es anotar en el tablero las fórmulas
y resumir las teorías, sino poner a trabajar a los alumnos,
hacerlos experimentar.

(1) -El incidente a que se refiere el capitán Ospina, y que
le abrió la oportunidad de ser Director Encargado de Inravisión,
fue el siguiente: El día 3 de octubre de 1961, a las tres
de la mañana, 135 soldados de la Escuela de Armas Blindadas
de Bogotá (hoy Grupo de Caballería Rincón
Quiñones), al mando del subteniente Enrique Escobar, acompañado
del Teniente Alberto Cendales, quien estaba allí detenido,
se dirigen hacia los llanos orientales para unirse a la guerrilla
de Tulio Bayer. En el municipio de Gachetá la columna es
rodeada por unidades del Ejército y Escobar es ultimado,
ante las cámaras, por su compañero el Subteniente
Agustín Suárez Afanador. La película y las
fotografías fueron pasadas por la Televisora Nacional,
se difundieron ampliamente y le dieron la vuelta al mundo, lo
cual no gustó al Presidente Alberto Lleras Camargo, debido
a que mostraba un oficial matando a su compañero desarmado,
cuando salía de un dialogo en la parroquia del municipio.
Esta circunstancia, unida a algún malestar laboral interno
en la entidad, motivó el despido de Fernando Restrepo,
Director de Inravisión. El problema era cómo reemplazarlo,
pues para esa época ya el período presidencia estaba
por terminarse y no parecía que hubiera muchos candidatos
para un reemplazo de corto tiempo. La Ministra de Comunicaciones
Esmeralda Arboleda de Uribe le planteó el problema al Presidente,
quien le sugirió que la persona indicada para Inravisión
en esas circunstancias era el Capitán de Corbeta Alberto
Ospina Taborda, que estaba en el Ministerio como Director General.
Biografías de Alberto Ospina
Presentamos tres biografías de Albero Ospina vistas desde distintos puntos de vista: el de Cienytec, el de una periodista científica y el de un editor naval:
Tres biografías del Capitán Alberto Ospina
Actividades, premios, reconocimientos y entrevistas
Conferencia: Cátedra del Caribe - Inicios de Colciencias
Conferencia:
UNAL-Convenio Huawei.
Condecoración:
Servicios distinguidos ARC
Condecoración:
Servicios distinguidos ENAP
Condecoración:
Orden de la Democracia
Condecoración:
Gran Cruz Orden al Mérito
Condecoración:
Academia de Ciencias
Homenaje Avanciencia:
100 años capitán Ospina
Homenaje:
Presidente Honorario Club Ej
Homenaje:
El concejo de Titiribí
Homenaje:
Tertulia literaria: Clemencia
Artículo de El Espectador
Capitán precursor ciencia
Artículo de Semana
El avanzado de la ciencia
Artículo del Mirador de SO:
AOT, de los mares a la ciencia
Artículo de La República:
Precursor de la ciencia
Artículo El Tiempo:
Capi Ospina - Wasserman.
Artículo de Semana:
El capitán de la ciencia
Artículo La república:
Centenario precursor Ciencia
Artículo Sumamente:
Educación para la ciencia
Artículo Revista Aleph: Refle-
xiones sobre cultura científica
Artículo Revista Aleph: Ter-
tulia Academia de Ciencias
Descargo de responsablidad: Esta página está dedicada a Alberto Ospina Taborda y su único propósito es ofrecerle un homenaje, como fundador y presidente de Cienytec. Por lo tanto, no pretendemos promover, promocionar o sacar algún provecho de los documentos, creaciones, instituciones y demás productos de su trabajo, sino promocionar su trabajo mismo. Cienytec no tiene ninguna relación con las instituciones, obras o libros relacionados con nuestro fundador, excepto por el genuino interés de contar su vida y hacer un homenaje a ella.
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