Alberto Ospina Taborda - Biografía por Ricardo Ospina Bozzi, Cienytec SAS.
Capitán de Corbeta de la Armada Nacional de Colombia. Presidente y fundador de Cienytec ltda, hoy Cienytec SAS.
Alberto Ospina Taborda, nacido en
Titiribí, Antioquia,
en el corregimiento de
La Otramina, el 8 de Diciembre de 1.924;
hijo de una pareja de antioqueños de escasos recursos,
Adán Ospina y María Dolores Taborda, cultivadores
de café; tuvo cuatro hermanos, Ricardo, Olga, Angélica
y Pedro Nel, de los cuales solo sobrevive Angélica, en Cali.
Su formación constituyó una lucha permanente contra
la pobreza; los medios económicos de su familia no le permitieron
una educación formal exenta de dificultades. Estudió
la primaria en la Escuela pública, y los dos primeros años
del bachillerato en el Colegio Santo Tomás de Titiribí,
de donde se aventuró a Bogotá, a buscar la manera
de completar sus estudios. Mientras trabajaba en el ejército
para sobrevivir, después de haber prestado su servicio
miliar, validó el bachillerato que no había tenido
oportunidad de recibir formalmente.
De Bogotá, emprendió su camino a la formación
profesional. Por casualidad leyó en los periódicos
sobre un concurso para ingresar como cadete a la Escuela Naval
de Cartagena. Se presentó y obtuvo el primer puesto en
el concurso y consiguió que la Armada Nacional lo enviara
en comisión de estudios a la Escuela, con el grado y el
sueldo de suboficial naval. Conservó su primer puesto como
estudiante de la Escuela hasta su graduación, por lo cual
recibió la medalla al mérito académico “Francisco
José de Caldas”; posición que mantuvo a lo
largo de la carrera militar, hasta su retiro en junio de 1965,
con el grado de Capitán de Corbeta.
Había llegado a la Escuela Naval en 1946 con 60 aspirantes mas, que
constituyeron el contingente Diez. Por urgencia de la Armada en
preparar oficiales en corto tiempo, hicieron dos cursos extraordinarios
(cada uno de un año en seis meses) y se graduaron al mismo
tiempo con los cadetes del contingente Nueve que los habían
precedido. La ceremonia de graduación se realizó
en el muelle de la Base Naval el 11 de noviembre del año
49, y se graduaron 18 Tenientes de Corbeta (12 del contingente
10 y seis del 9). Su madrina fue su novia, Lola Bozzi Fortich,
a quien había conocido unos años antes en el baile
de presentación de los reclutas navales en la sociedad
cartagenera. Un par de años después, en 1951, con
el grado de teniente de Fragata, contrajeron matrimonio.
Después de su graduación dedicó sus esfuerzos a la academia,
y comenzó como instructor de electrónica y comunicaciones
en la Escuela Naval; más adelante fue nombrado oficial
de comunicaciones de la Base Naval; en este cargo, comandó
un curso de radio electrónica para personal de la Armada,
en la Zona del Canal. Un año más tarde ganó
una beca por concurso para avanzar en electrónica en el
Centro de Entrenamiento Naval de la Armada de Estados Unidos,
en Great Lakes, Illinois. Este curso, centrado en mantenimiento
de equipos electrónicos de comunicaciones y navegación,
era de nivel técnico superior, pero no de nivel universitario.
A él asistieron oficiales navales jóvenes de varios
países de América Latina y de Asia. En 1952 obtuvo
el diploma en mantenimiento electrónico y nació
su primera hija, Martha Luz.
Para mediados de los años 50s la Armada tenía planes
para la modernización de su flota y de algunas Bases Navales.
La idea de que los buques modernos, más que plataformas
flotantes, eran conjuntos de sistemas complejos diseñados
para la defensa y requerían personal muy preparado, ya
era también un elemento de la doctrina naval. Entonces
los mandos navales empezaron a pensar en la necesidad de formar
oficiales con conocimientos de arquitectura e ingeniería
naval, eléctrica, mecánica, electrónica,
de comunicaciones, de manejo de armas modernas, mediante cursos
de postgrado en el exterior.
En 1954, la Armada abrió un concurso para adelantar estudios
de postgrado en Ingeniería Naval, con especializaciones
en electrónica, en construcción y en arquitectura
naval, en el Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT,
en Cambridge (USA); Ospina Taborda vio una nueva oportunidad para
avanzar en estudios superiores, se presentó con otros compañeros
y fue seleccionado. Allí estuvo tres años y medio
hasta alcanzar la maestría en Ingeniería Eléctrica,
con especialización en electrónica y comunicaciones.
Su tesis de grado consistió en el diseño de un aparato
electrónico, destinado a combinar señales troposféricas
de radio débiles para obtener una señal de salida
mejor que cualquiera de ellas. El profesor supervisor de su tesis
fue contratado más tarde, por los Laboratorios Bell de
la ITT, para mejorar el combinador y destinarlo a investigación
en radio astronomía.
Al regresar en 1958, con el grado de Teniente de Navío, fue
nombrado Director de Comunicaciones Navales e inició incursiones
más allá del ámbito de la Armada misma, pero
sin retirarse de ella. Había conseguido el permiso y derechos
en español para traer al país los materiales de
un nuevo curso para la enseñanza de física en el
nivel secundario, de reciente diseño por un grupo de profesores
pertenecientes al Comité de Estudio de las Ciencias Físicas
de MIT. (PSSC por sus siglas en inglés).
En 1958, ya graduado de MIT, inició gestiones para introducir
en Colombia esta nueva metodología. Dirigió la traducción,
adaptación y publicación de los textos, incluido
el manual de prácticas, así como la importación
de los materiales de laboratorio. Los textos fueron publicados
por la editorial Bedout y ampliamente difundidos en todo el país,
mediante cursos para profesores que también organizó.
Después de las primeras importaciones, los materiales de
laboratorio fueron reproducidos localmente. La metodología
del PSSC, aunque diseñada para la educación media,
fue adoptada por la Escuela Naval y por algunas instituciones
universitarias para la introducción de la física
en los primeros años de educación superior.
La innovación de esta metodología, según Ospina,
consistió en introducir desde un principio conceptos básicos
de la física, sustentados por una gran dosis de experimentos
de laboratorio y demostraciones audiovisuales; y sustituir el
paradigma de las clases y demostraciones magistrales, por grupos
de estudio pequeños, cada uno con su equipo de laboratorio
propio, en el cual cada estudiante podía intervenir. La
gran importancia de tal innovación fue la de haber sido
precursora de una transformación y modernización
de la enseñanza de las ciencias en el país, mediante
la introducción casi inmediata de nuevos métodos
de enseñarlas, que siguieron el modelo del PSSC.
Pero la mayor lección para Ospina fue realizar la dificultad
de hacer un cambio, de lograr un progreso en la enseñanza
de ciencias, debido a la falta de una entidad oficial propiciadora,
motor del avance científico y tecnológico del país.
No habiendo quien lo apoyara, para coordinar el esfuerzo de introducción
de los nuevos métodos de enseñanza de ciencias,
tuvo que recurrir a la creación de una institución
de hecho, a la que llamó Instituto de Ciencias, formado
con el soporte y colaboración de amigos, para el cual logró
algunas ayudas externas. El Instituto fue absorbido más
tarde por el Ministerio de Educación Nacional y pronto
desapareció. Fue entonces cuando vio la necesidad y concibió
la idea, que se convirtió en su sueño, de la creación
de una entidad del Estado, responsable del desarrollo científico
y tecnológico de Colombia.
Al mismo tiempo, en la Armada, en equipo con otros oficiales que
también habían adelantado estudios de educación
superior en el exterior, Alberto Ospina dedicó sus esfuerzos
por elevar el nivel académico de la Escuela Naval. Tenía
el convencimiento íntimo de que la Armada necesitaba ingenieros
en muchas áreas, además de la navegación
y las máquinas, puesto que un buque tiene todas las necesidades
logística y técnicas de una ciudad pequeña,
y aún más porque es flotante y debe estar apto para
el combate. Ya que el nivel académico requerido en la formación
de los oficiales navales debía ser elevado, el objetivo
fue la preparación de todos como ingenieros. Se rediseñaron
exigentes programas de estudio que revolucionaron lo que hasta
ese entonces se enseñaba en la Escuela; era necesario darles
nivel académico universitario. Fue preciso, entonces, llevar
estos conceptos a muchos niveles, a muchas partes, desde algunos
de los propios estamentos navales y militares, hasta varias instituciones
civiles cuyo concurso era indispensable. Afortunadamente, logró
el apoyo del mando naval, con lo cual pudo entonces gestionar
lo necesario en el estamento civil.
Se hicieron gestiones con el Ministerio de Educación, con
el Fondo Universitario Nacional y la Asociación Colombiana
de Universidades, de la cual Jaime Sanín Echeverri, era
su Director. La meta era validar y obtener el reconocimiento oficial
de los nuevos programas de la Escuela por parte de las autoridades
nacionales de educación. Después de conseguir la
facultad de otorgar diploma de bachilleres a los cadetes (que
habían ingresado con cuarto de bachillerato), se consiguió
la aprobación del programa universitario de ingeniería,
y se organizaron los cursos de postgrado de los oficiales navales.
De estos, además de ser su gestor, fue su primer Director.
Más tarde, con la creación de otras Facultades,
se obtuvo el reconocimiento de la Escuela como Universidad. Los
frutos de estos trabajos lo han colmado de satisfacciones; y han
sido justamente reconocidos por los mandos navales con varias
condecoraciones, recibidas antes y después de su retiro
de la Armada.
La dedicación incesante a esas gestiones, la participación
en sociedades de ingeniería, los contactos con universidades
y autoridades académicas civiles, sus publicaciones sobre
ciencia y técnica en algunos periódicos y revistas
nacionales (Semana y El Tiempo), y su experiencia en la dirección
de comunicaciones navales, dieron a su nombre alguna visibilidad
por fuera de la marina. Esto dio origen a varias incursiones de
trabajo con el uniforme naval en instituciones civiles del gobierno,
en comisión de la Armada.
En 1960 fue invitado por el Ministro de Comunicaciones (Francisco
Lemos Arboleda) a su despacho, para proponerle que integrara una
misión oficial de expertos en telecomunicaciones que debía
representar a Colombia en una reunión en México,
la cual se extendió a Cuba, para discutir con delegaciones
de otros países y de la Unión Internacional de Telecomunicaciones
de Naciones Unidas, la posibilidad de establecer una red interamericana
de telecomunicaciones. El ministro hizo las solicitudes pertinentes
y la Armada lo envió en comisión del servicio.
Al regresar de México, el Ministro le ofreció la Dirección
General del Ministerio, cargo de reciente creación equivalente
al de Viceministro. En este caso se requirió de una solicitud
presidencial para que la marina lo enviara en "préstamo"
al Ministerio. En ese cargo estuvo por dos ocasiones y desde él
tuvo excepcionales oportunidades de trabajar por el país
con el uniforme puesto, no solo internamente, sino también
en numerosas misiones internacionales.
En el campo tecnológico de las comunicaciones propició
la integración telegráfica y su modernización,
al incorporarla lentamente a la red nacional inalámbrica
de TELECOM. Antes de 1960 el antiguo Ministerio de Correos y Telégrafos
tenía a su cargo la red telegráfica por hilos que
comunicaba a los pueblos pequeños y veredas con las grandes
ciudades, las cuales eran atendidas por TELECOM, interconectadas
por una red de repetidoras de radio de V.H.F. El reto consistió
en integrar la red telegráfica, incorporarla a la red de
TELECOM en un solo sistema nacional e iniciar su ampliación
y modernización con una red de microondas.
El cargo de Director General del Ministerio le daba un puesto en
la Junta Directiva de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones,
TELECOM. Una de las grandes falencias del país en recursos
humanos estaba en la escasa oferta de ingenieros, técnicos
y tecnólogos en el campo de las Telecomunicaciones. El
Ministro tenía mucho interés en que TELECOM ayudara
a financiar la creación de la Facultad de Electrónica
en la Universidad del Cauca, en Popayán, su ciudad natal.
Ospina Taborda, como técnico no le veía tanta prioridad
a esta Facultad porque ya existían tres en el país.
En cambio había escasez de técnicos y tecnólogos,
especialmente en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones,
por lo cual sugirió e insistió en la necesidad de
la creación de un instituto de esta naturaleza, como algo
más útil y prioritario para el país. El Ministro,
como medida transaccional salomónica, decidió llevar
a cabo ambas empresas: en esa forma nacieron, con el patrocinio
del Ministerio y de TELECOM, la Facultad de Telecomunicaciones
y Electrónica en la Universidad del Cauca, en Popayán,
y el ITEC, Instituto Tecnológico de Electrónica
y Comunicaciones, en Bogotá, entidades en cuya creación
Ospina considera que contribuyó con su granito de arena.
Más adelante, a instancias de la recién nombrada Ministra de
Comunicaciones, Esmeralda Arboleda de Uribe, Ospina Taborda fue
llamado de nuevo para el cargo de Director General del Ministerio,
por el presidente Alberto Lleras. En esa ocasión tuvo oportunidad
de ayudar a definir una política nacional en materia de
comunicaciones, precursora de la modernización de las telecomunicaciones
en Colombia, Y, en una crisis de la Radio Televisora Nacional,
más tarde rebautizada INRAVISION, fue nombrado como Director
Encargado; en esa corta “paloma” aprovechó
para impulsar la Televisión Educativa, mejorar la organización
interna y comenzar un proceso de modernización y ampliación
de la red nacional.
A principios de 1963, en reunión con algunos amigos, se tomó la decisión de formar una sociedad que se llamaría CIENCIA Y TÉCNICA LTDA y usaría la sigla de CIENYTEC, con el propósito de vender equipos para educación.
Lea historia de Cienytec haciendo clic aquí.
Terminada la comisión en el Ministerio de Comunicaciones fue asignado
por la Armada a la Escuela Naval para poner en práctica
la transformación de los programas de estudio y como Director
de los cursos de postgrado de oficiales, ya mencionados arriba.
Pero no permaneció mucho tiempo en esta posición
porque en 1964, a solicitud del Ministro de Hacienda, fue trasladado
a este Ministerio con una misión innovadora: organizar
y dirigir el sistema de procesamiento electrónico de datos
de la administración y recaudación de impuestos.
Montó y puso en funcionamiento el primer computador del
Ministerio con este fin y organizó el control de las cuentas
de los contribuyentes, para lo cual le fue necesario introducir
en la terminología y los trámites de la administración
de impuestos el Número de Identificación Tributaria,
NIT.
Por estar en estas labores, no pudo atender el llamado a la Escuela
Superior para ascenso a Capitán de Fragata pues, por otra
parte, tampoco había podido cumplir el requisito de tiempo
de embarque. Con sus compañeros de promoción a punto
de ascender y la perspectiva de quedarse rezagado, rompiendo la
tradición de haber estado siempre a la cabeza de su curso,
en toda su carrera, no tuvo otra opción que insistir ante
el mando en el retiro voluntario, el cual le fue concedido en
junio de 1965.
En la nueva etapa de su vida, ya sin el uniforme, constituyó
en 1.966 la empresa CIENYTEC Ltda, (CIENcia Y TECnica), hoy Cienytec SAS, líder
en el mercado de equipos e instrumentos científicos para
laboratorio en Colombia y Latino America. El inicio de CIENYTEC
se incubó en la necesidad de suplir los equipos de laboratorio
para la introducción de las nuevas prácticas de
enseñanza de la física, ya que las empresas proveedoras
existentes entonces no se arriesgaban a invertir en la importación
de un material desconocido y sin demanda aparente.
Una vez que estuvo por fuera de la Armada, se dedicó al desarrollo
de su empresa, y a atender algunas consultorías en procesamiento
automático de datos para las entidades innovadoras que
empezaban a instalar sus centros de cómputo electrónico.
Creó dos empresas de consultoría: Internacional
de Telecomunicaciones y Sistemas, INTELSIS, y CDI, Consorcio de
Ingenierías.
Pero su mayor esfuerzo, dedicación y entusiasmo, después
que las empresas estuvieron funcionando y las pudo dejar al cuidado
de los socios, fue para la promoción y gestión de
la entidad gubernamental que había soñado, para
lograr el desarrollo científico y tecnológico del
país. Esta fue como su segunda carrera, que había
comenzado temprano, en los primeros años del decenio de
los sesenta con su participación en una conferencia de
Naciones Unidas y su cruzada por la enseñanza de las ciencias,
y culminó con la creación de COLCIENCIAS en 1968,
uno de sus orgullos y logros más importantes.
A partir de su participación en la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre aplicación de la ciencia y la tecnología
en beneficio de las regiones menos desarrolladas, realizada por
la UNESCO en Ginebra en 1962, en la cual fue nombrado relator
para una de sus sesiones, regresó al país inspirado
con la idea de contribuir a que Colombia y sus instituciones se
subieran a ese tren del desarrollo científico y tecnológico.
Las carencias de apoyo oficial encontradas durante la realización
del proyecto de enseñanza de las ciencias habían
forzado la creación del Instituto de Ciencias. Y las necesidades
de apoyo económico para el funcionamiento de este, unidas
a los éxitos alcanzados, dieron pie a la creación
de una entidad más sólida que lo sostuviera y que,
además, fuera promotora del organismo nacional para el
desarrollo de la ciencia y la tecnología en Colombia. Se
constituyó entonces la Fundación para el Fomento
Educativo y el Avance de la Ciencia y la Tecnología, en
septiembre de 1965. Los nombres de las personas que constituyeron
su Junta Directiva fueron garantía de éxito: Virgilio
Barco, Germán Botero de los Ríos, Rodrigo Botero,
Jorge Cárdenas Gutiérrez, Manuel Carvajal, Hernán
Echavarría, José Félix Patiño, Rodrigo
Uribe Echavarría, y otros connotados colombianos. Alberto
Ospina fue su Director Ejecutivo y su motor.
El entusiasmo, el trabajo y las gestiones de todos produjeron tempranos
resultados. Tres años después, en febrero de 1968
se celebró el Seminario de Fusagasugá sobre Ciencia
y Tecnología para el Desarrollo. Las conclusiones y recomendaciones
de este Seminario, en el cual participaron altas autoridades de
la academia, la empresa y el Gobierno, tanto colombiano como de
Estados Unidos, fueron presentadas el día de su clausura
al Presidente Carlos Lleras Restrepo, quien las acogió
en el mismo acto y dio instrucciones al Ministro de Educación,
Gabriel Betancur Mejía para su implementación.
Alberto Ospina Taborda fue nombrado asesor del Ministro para la
preparación de las disposiciones legales que habrían
de dar vida a las nuevas entidades nacionales, rectoras del desarrollo
científico y tecnológico del país, principal
recomendación del Seminario. En noviembre de 1968, salió
el Decreto-Ley por el cual se creaba el Fondo Colombiano de Investigaciones
Científicas y Proyectos Especiales “Francisco José
de Caldas”, COLCIENCIAS, y Ospina fue nombrado su primer
Director. Pero un desafortunado infarto que le sobrevino, quizás
por los ajetreos, el estrés y las emociones, no le permitió
posesionarse del cargo inmediatamente. Sin embargo, el nuevo Ministro
de Educación, Octavio Arizmendi Posada, teniendo en cuenta
la gestión que había realizado, le dio espera y
cuando ya estaba recuperado, le dio posesión en febrero
de 1969.
En los primeros años de operación de la nueva entidad,
además de dirigirla, sus inquietudes y acciones prioritarias
fueron: buscar recursos financieros y humanos, darla a conocer
en las universidades, promover y apoyar las investigaciones científicas
y tecnológicas, ayudar en la creación de oficinas
o vice-rectorías de investigación en las universidades,
procurar su aceptación y colaboración por otras
entidades del Estado, darle vida y ayudar en el establecimiento
de la Asociación Colombiana para el Avance de la ciencia,
ACAC, como forma de vincular y fortalecer la comunicad científica;
más adelante fue su presidente en dos ocasiones. Durante
su permanencia en COLCIENCIAS fue Consejero presidencial para
ciencia y tecnología de los presidentes Carlos Lleras y
Misael Pastrana.
Después de su paso por COLCIENCIAS, volvió a la academia y enseñó
un seminario sobre desarrollo tecnológico en la Universidad
de los Andes y en la del Salvador en Argentina; así mismo,
desempeñó algunas labores de consultoría
para el Gobierno Nacional, para la OEA, el Acuerdo de Cartagena
y Naciones Unidas. Como consultor de la OEA, asesoró a
varios países latinoamericanos que iniciaban sus instituciones
rectoras del desarrollo científico-tecnológico.
Por cuenta de Naciones Unidas trabajó como asesor de ONUDI
para el desarrollo industrial en el Acuerdo de Cartagena, en Lima;
en esta labor visitó diversos países latinoamericanos
con los cuales fue necesario negociar acuerdos de complementación
electrónica.
Cumplidas estas labores dirigió de nuevo sus energías a las
empresas que había creado, participó activamente
en asociaciones científicas y profesionales como miembro
y en algunas como su presidente; formó parte de Juntas
Directivas de Empresas, y de Instituciones sin ánimo de
lucro: ACAC, MALOKA, TECNOS, el MIT-Harvard Club de Colombia,
la Sociedad Colombiana de Ingenieros, ACIEM, el Centro Internacional
de Física, el Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos,
IEEE de Estados Unidos, del cual fue su vicepresidente para Colombia.
Su interés por la educación, en todos los niveles,
ha mantenido su nombre unido a proyectos que hoy son realidades
nacionales. Además de su práctica académica,
la consejería estudiantil para MIT, la creación
de la Facultad de Ingeniería de la Escuela Naval, el proyecto
para la enseñanza de ciencias y la Fundación para
el Fomento Educativo, ya mencionadas, participó en la fase
inicial del nacimiento de COLFUTURO, fue cofundador del Colegio
Nuevo Mary Mount en 1969, y asesoró recientemente al Ministerio
de Educación en un estudio sobre Pertinencia en la Educación
Técnica y Tecnológica; también al Ministerio
de Defensa en el proyecto de modernización y transformación
de los sistemas educativos de las Fuerzas Armadas.
Como presidente de la Asociación de exalumnos de MIT y Harvard,
MIT-Harvard Club de Colombia, creó en 1991, con la Universidad
de Harvard y la colaboración de un grupo de exalumnos colegas,
y de la Fundación FES de Cali, el programa Harvard-Colombia,
destinado a apoyar financieramente a colombianos de escasos recursos
admitidos por dicha universidad para estudios de postgrado. Desde
entonces mantiene estrecha relación con la Universidad
de Harvard en lo relacionado con el programa; y con MIT como “Student
Councelor”, función que ha mantenido por más
de veinte años, y por la cual la Universidad lo nominó
para un reconocimiento por liderazgo y servicios, en septiembre de 2011.
En el año 2011 también fue reconocido por la revista Semana y la Fundación Liderazgo y Democracia como finalista en el concurso a los mejores líderes de Colombia; en 2014 recibió del MIT un reconocimiento por servicios, y de Colciencias, el premio, Vida y Obra a los investigadores eméritos, por haber sido el fundador de esta entidad; más recientemente, en 2017, fue exaltado como miembro honorario de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Colombia.
En la actualidad es Presidente de CIENYTEC SAS y miembro de varias
Juntas Directivas (ver página principal de
Alberto
Ospina Taborda)
Biografías de Alberto Ospina
Presentamos tres biografías de Albero Ospina vistas desde distintos puntos de vista: el de Cienytec, el de una periodista científica y el de un editor naval:
Tres biografías del Capitán Alberto Ospina